Vaya. Resulta que la decisión ha sido favorable a la candidatura sueca y que en Bilbao nos quedamos sin fuente de espalación. Había muchas esperanzas puestas en la misma, desde el mundillo de la ciencia, de la tecnología, de la educación, hasta de la construcción. Ahora toca pensar en alguna otra infraestructura científica, si les queda ánimo al equipo del proyecto, que no será fácil. Y es que en este caso, como en el futbol, el segundo puesto no sirve ni de consolación.
